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El plomo es un metal tóxico del que no se conoce un umbral seguro para la salud

19/08/2024 Nota de prensa

Sociedad Española de Medicina de Laboratorio   Noticia

  • Los efectos adversos de la exposición en niños se alcanzan con concentraciones en sangre inferiores a las de los adultos y dan lugar a déficit intelectual, además de hiperactividad con déficit de atención, agresividad y comportamiento antisocial
  • Los expertos destacan la importancia de la biomonitorización humana del plomo y otras sustancias tóxicas en España para conocer la situación actual en la población, así como reunir los recursos y la determinación necesarios para prevenir la exposición
  • Los laboratorios clínicos afrontan nuevos retos para medir con exactitud y precisión concentraciones mucho más bajas de esta sustancia, desde la necesidad de adquirir nueva instrumentación a establecer nuevos criterios de repetición de la prueba

Madrid, 19 de agosto de 2024 El plomo es un metal tóxico del que no se conoce un umbral seguro para la salud y puede afectar seriamente a cualquier sistema y órgano del cuerpo humano. Pese a no existir una concentración segura, a lo largo del tiempo se han establecido umbrales de plomo en sangre recomendados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. considerados niveles de preocupación, pero que se han interpretado erróneamente como límites de toxicidad. Los especialistas del Laboratorio Clínico han tenido que mejorar los métodos de análisis para poder medir con exactitud y precisión concentraciones mucho más bajas, además de afrontar nuevos retos, como la necesidad de adquirir nueva instrumentación y medidas para eliminar la contaminación por plomo en los reactivos y los procesos del laboratorio.

La población infantil es especialmente vulnerable a la exposición al plomo por su situación de desarrollo, así como porque presentan una mayor absorción de este metal tóxico tanto a nivel respiratorio como digestivo. Tal y como explica la miembro de la Sociedad Española de Medicina de Laboratorio (SEQCML) y miembro con voto del Subcomité de procedimientos analíticos para la determinación de plomo en sangre (Comité de Química Clínica y Toxicología) del Clinical and Laboratory Standards Institute (CLSI) de EE.UU., la Dra. Montserrat González Estecha, los efectos adversos de la exposición en niños se alcanzan con concentraciones en sangre inferiores a las de los adultos y dan lugar a déficit intelectual, trastornos en la audición, lenguaje, hiperactividad con déficit de atención, agresividad y comportamiento antisocial. “Además de los efectos neurológicos, pueden producir efectos adversos cardiovasculares, inmunológicos y endocrinos”, precisa la Dra. González.

La Dra. González, coautora de la tercera edición de “Measurement procedures for the determination of lead in whole blood” publicada por el CLSI en abril de 2024, advierte del error de considerar los umbrales de plomo en sangre recomendados por los CDC como límites de toxicidad. “En especial, en 1991 el 'level of concern' de 10 µg/dL, que era un nivel de actuación y preocupación, se ha interpretado de forma masiva como el límite a partir del cual una concentración de plomo en sangre era tóxica. Esta mala interpretación ha contribuido también al cambio por los CDC a 'valor de referencia', dado que no existe un umbral seguro y cualquier concentración en sangre produce toxicidad. Sin embargo, es frecuente leer nuevamente límite de toxicidad en la interpretación del valor de referencia de los CDC, establecido en 2021 en 3,5 µg/dL”, apunta la experta, quien aclara que ese valor es simplemente el percentil 97,5 del plomo en sangre de los niños americanos de 1 a 5 años obtenido en la encuesta NHANES durante los años 2015 a 2018, habiendo descendido en la actualidad. Para aquellos países en los que no se realiza aún biomonitorización, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda utilizar el valor de 5 µg/dL para identificar niños que necesiten un seguimiento o intervención.

La sangre venosa, el gold estándar para la determinación de plomo

En palabras de la Dra. González Estecha, los especialistas del Laboratorio Clínico han tenido que mejorar los métodos de análisis para poder medir con exactitud y precisión concentraciones mucho más bajas, pero que producen toxicidad sobre todo en población infantil. Entre las diferentes pruebas de laboratorio, la miembro de SEQCML informa de que la sangre venosa es el gold standard o prueba diagnóstica de referencia para la determinación de plomo, “al presentar menos contaminación y variabilidad biológica que otros especímenes”. Por otro lado, en la última versión del CLSI, “Measurement procedures for the determination of lead in whole blood”, se ha eliminado la orina para la medición de plomo por redundante y la sangre seca en papel de filtro no se aconseja por posible contaminación, según detalla la Dra. González Estecha.

De acuerdo con la experta, la primera medida ante un resultado elevado de plomo en sangre es la retirada de la fuente de exposición. “La concentración de plomo en sangre obtenida en el análisis ayudará en primer lugar a detectar si hay exposición y en muchos casos incluso ayudará a identificar la posible fuente, así como los efectos adversos esperables según la concentración obtenida. También es útil para realizar el seguimiento y confirmar que se ha eliminado la exposición”, explica.

La labor de la Medicina de Laboratorio, con la progresiva disminución de los niveles de plomo en sangre de la población, junto con la sintomatología clínica franca de exposición al plomo, se ha vuelto fundamental para su detección y posterior manejo. Como subraya la Dra. González Estecha, una concentración como el valor de referencia establecido por los CDC, crea nuevos desafíos y oportunidades, de manera que algunos laboratorios pueden necesitar adquirir nueva instrumentación, optimizar nuevos métodos de análisis, mejorar límites de detección e incluso solicitar una nueva extracción. “También se necesitan medidas para eliminar la contaminación por plomo en los reactivos y los procesos del laboratorio y podrían aumentar las cargas de trabajo debido a las pruebas de repetición y confirmación adicionales”. En líneas generales, este nuevo valor de referencia podría “endurecer los criterios aceptables de los programas de garantía externa de calidad y adoptar criterios más restrictivos”, destaca. En la nueva edición del documento del CLSI se establecen recomendaciones para los laboratorios para abordar estos nuevos retos.

Otra cuestión que plantea la experta es si se deberían cambiar las unidades del plomo en sangre a µg/L a la hora de interpretar los resultados de laboratorio, “dado que se obtendría un gran beneficio en cuanto a percepción y comunicación”. Tal y como asevera la miembro de la SEQCML, uno de los problemas que ha habido con los últimos “valores de preocupación” del CDC establecido en 10 µg/dL o en los últimos valores de referencia de 3,5 µg/dL es que se han interpretado como nivel seguro de plomo por los médicos y especialmente por la población general. “Si el último valor de referencia se expresara como 35 µg/L, esta interpretación errónea sería más fácil de contrarrestar”, apunta la Dra. González Estecha.

La miembro de la SEQCML incide en la importancia de la biomonitorización humana del plomo y otras sustancias tóxicas en España para conocer la situación actual en la población, especialmente en la población infantil más vulnerable y refiere que en España se ha creado recientemente la Comisión Interministerial de Biomonitorización Humana. Sin embargo, como recalca la Dra. González, en el año 2024, más de 100 años después de la introducción del plomo en la gasolina (la principal causa del envenenamiento por esta sustancia a nivel mundial), no se puede seguir utilizando a los niños como “el canario en la mina” para identificar los peligros del plomo en la comunidad. “En lugar de esperar a que los niños alcancen un umbral “arbitrario” de este metal tóxico en sangre, se deben reunir los recursos y la determinación necesarios para prevenir la exposición antes de que ocurra. La evidencia de los últimos 40 años demuestra que se puede prevenir que los niños tengan concentraciones elevadas en sangre, controlando o eliminando las fuentes de plomo en su entorno y medioambiente, realizando una prevención primaria”, concluye.